Lee el siguiente testimonio de John Pratt, misionero explorador de la IMB.

Cuando busco a etnias no alcanzadas y olvidadas, le pido al Espíritu Santo que me muestre a alguien receptivo al evangelio. Un día, esa sencilla oración me llevó a la orilla del agua, donde un anciano pescaba con unas cuerdas atadas a la mano. Me preguntó por qué estaba allí.

La respuesta corta fue: “Por Jesús”.

La respuesta larga fue: “Como explorador misionero, busco e investigo etnias donde no existe una estrategia para alcanzarlas con el evangelio”. Las llamamos “no alcanzadas y olvidadas” o UUPG (por sus siglas en inglés). Es parte de la iniciativa Proyecto 3000 de la IMB, un compromiso renovado para hallar a las más de 3,000 etnias restantes sin acceso al evangelio. Los misioneros exploradores trabajan con alianzas locales para buscar a estas etnias, conocer su cultura y compartir las buenas nuevas.

Le dije que buscábamos a una etnia específica. Para mi sorpresa, me dijo: “¡Yo soy de esa etnia!”.

La historia se pone mejor. Échale un vistazo a mis notas de investigación:

Nota #1
Este es Lahud. Llevo cuatro semanas buscando a alguien como él. Pesca para alimentar a su nieta y a su esposa. Recoge basura de plástico para venderla. Una vez oyó hablar de Jesús en una película donde aparecía “un hombre en una cruz que hacía que huyeran todos los enemigos malignos”.

Después de compartir el evangelio, Lahud preguntó qué sacrificios necesitaba hacer para adorar a Jesús. En su concepción cultural de la religión, necesitaba hacer algo para poder recibir algo. Le explicamos cómo el Hijo de Dios, Jesús, era el sacrificio final y perfecto.

Nota #2
Cuando volvimos al día siguiente, Lahud estaba emocionado porque no esperaba volvernos a ver. Nos dijo que cuanto más lo meditaba, más convencido estaba en nuestro testimonio. Le di una Biblia en formato audio con videos y estudios bíblicos porque él y su familia son analfabetos. Pusimos los primeros capítulos de Mateo y hablamos del texto mientras pescábamos.

Nota #3
Volví a pescar con Lahud. Había escuchado el audio de la Biblia durante dos días seguidos sin parar. Al levantarse señaló su costilla y habló del relato de la creación.

Lahud afirmó: “Debido a que viniste y por haber demostrado amor fraternal al volver, creo en el Dios del que me hablaste y que lo que escucho en la Biblia debe ser la verdad”.

Él ya ha sido amenazado varias veces por hablar de Jesús en su comunidad.

Nota #4
Hoy hemos compartido el evangelio con 20 personas de la etnia de Lahud. Cuatro mujeres y dos hombres más oraron y pusieron su confianza en Jesús. ¡Ahora son SIETE nuevos hermanos y hermanas!